Mucha gente me pregunta como puedo escribir cosas tan bonitas sin sentirlas.
Claro que las siento, las vivo, las sueño, las abrazo e incluso duermen cada noche conmigo.
El problema, como diría Aristóteles, es que no puedo comprobarlo en la realidad.
Ahora que si me preguntas si me gustaría sentirlo, la respuesta es contundente:
POR SUPUESTO QUE SÍ.
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