NUNCA aprendes, y seguirás dándote golpes hasta que lo entiendas.
Cuando los hilos del destino se ciernan sobre ti,
cual serpientes en la cabeza de Medusa, no te quejes.
Cuando él se vaya y lo pierdas absolutamente todo,
puede que los que te quieren estén petrificados por tu indiferencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario