¿Que hora es?

sábado, 11 de agosto de 2012

Sueños que se cumplen, solo si los deseas con la fuerza suficiente. Hazlo, atrévete a soñar.

En el portal de la derecha, el de ventanas colo óxido, allí estaba yo, disfrutando de mis primeros días de verano. Con el pantalón negro coro y la camiseta blanca holgada que me daba ese toque desaliñado habitual  que tanto me gusta. Yo me limitaba a disfrutar de la fiesta que daban, esta vez en mi honor. A penas si había llegado allí, hacía años que no volvía a casa, 3 años para ser exactos. 
Mientras mi prima pequeña era abrazada tiernamente por su novio, yo sonreía, aunque ya me había habituado a que el amor de mi vida estaba feliz al otro lado del mundo con el amor de la suya. Después de 21 años, entendía que solo le había visto una vez y nunca más le volvería a ver.
Álvaro fue llamado por un hombre a través de las desgastadas ventanas. Mi prima recelosa, me llamó desde el otro lado de la habitación para que conociera al padre del niño que había robado su tierno corazón de quinceañera. 
En cuanto atravesé la puerta de madera tallada, vine a darme de bruces con la mezcla perfecta de verde y dorado de unos ojos que me miraban inquietos. Yo conocía esos ojos, los había visto infinidades de veces en mis sueños como para no reconocerlos en ese instante.
Él también me miraba. No eramos capaces de intercambiar palabra alguna, ni eran necesarias. Instintivamente nos acercamos y lentamente nuestras manos se tocaron casi con incredulidad. 
- Lo siento.  He llegado demasiado tarde. 
Dije comprendiendo que Álvaro era su hijo y que debería de estar casado o tener algún tipo de relación amorosa.
- No- dijo negando con la cabeza- Llegas en el momento justo. Llevo esperando por ti toda mi vida.
- Pero él es tu hijo. 
- Piénsalo, tiene quince y yo apenas si cumplo los 25. Soy su tutor.
- ¿Y no tienes novia?, ¿Estas casado?
- Aun no- dijo con ojos pícaros- Yo solo quiero estar con la mujer que se hace niña frente a una verdadera amistad, la que escribe historias mientras viaja en el autobús. La que sueña con mis labios tanto como yo sueño con los suyos. 
Y mientras acerca mi rostro al suyo, susurra labio contra labio También es mi primer beso.

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