Siempre se enjuagaba las lagrimas, se cortaba el pelo y alzaba la frente.
Cada día se colocaba la falda mas larga y los tacones más bajos.
Había aprendido a no buscar lo inevitable.
Tenía la certeza, de que algún día él regresaría con sus flores amarillas.
Ella no pensaba darse por vencida, quedaban muchos años.
No lo daría jamás por perdido, porque para absolutamente todo había una excepción
incluso para ella, para su amor.
Y la prueba de todo es un día como hoy.
29/02/12 Año bisiesto, ¿por qué no?
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